Dentro de los alimentos y productos alimentarios, existen diferentes clasificaciones según NOVA 2010.

  1. Donde el primer grupo son los alimentos no procesados o mínimamente procesados, como productos naturales (frutas y verduras por ejemplo), o que sufren alteraciones culinarias mínimas como molido, secado, congelado, etc.
  2. En el segundo grupo encontramos a los ingredientes culinarios, como aceites, endulzantes naturales, sal, entre otros.
  3. En el grupo tres, se encuentran los alimentos procesados, que son aquellos alimentos preparados, por ejemplo: los quesos ahumados o curados, las frutas y verduras enlatadas.
  4. Y finalmente, el último grupo que es el de los ultraprocesados (UP), donde encontramos productos listos para el consumo que se componen total o principalmente de sustancias extraídas de los alimentos (aceites, grasas, azúcar, proteínas), derivadas de los componentes de los alimentos (grasas hidrogenadas, almidones modificados) o sintetizados a base de materiales orgánicos (colorantes, aromatizantes, potenciadores del sabor y otros aditivos utilizados para alterar las propiedades sensoriales de los alimentos).

En diversos estudios se han encontrado asociaciones entre un mayor consumo de ultraprocesados y obesidad o el riesgo de desarrollar obesidad, también con el aumento en el IMC, en la circunferencia de cintura, y en el riesgo de desarrollar enfermedades crónicas como hipertensión arterial, diabetes e incluso dislipidemias.

En 2 cohortes pediátricas (preescolares), se observó que 1/3 del aporte energético provenía del consumo de snacks (360 – 530 kcal/día).

Otros estudios han demostrado que el alto consumo de ultraprocesados también aumenta el riesgo (en un 42%) de desarrollar Esteatohepatitis no alcohólica (NAFLD). Por cada 10% de ingesta de ultraprocesados, aumenta un 30% el riesgo de cáncer colorrectal en hombres.

Y respecto al efecto en el sistema nervioso central, el alto consumo de ultraprocesados se asocia a síntomas depresivos, reducción del volumen en áreas cerebrales involucradas en procesos de recompensa; se ha visto una posible asociación entre los UP y estrategias de regulación emocional y conductas alimentarias alteradas.

Razones para evitarlos:

  • Los UP reducen la ingesta de agua y fibra, generando un vaciamiento gástrico rápido, y por lo tanto, disminuyendo la saciedad.
  • Aumenta el consumo de colorantes, aditivos, emulsificantes que alteran microbiota intestinales.
  • Favorecen la ingesta de productos hiperpalatables, lo cual es adictivo y favorece la selectividad alimentaria.
  • El ultraprocesamiento altera la estructura de productos y por tanto su absorción gastrointestinal, altera la biodisponibilidad de nutrientes y destruye fitoquímicos.
  • El envasado contiene diversas moléculas de plástico: fitatos y bisfenoles.
  • El calentamiento de los UP genera moléculas dañinas como acroleína y acrilamida. Todas estas moléculas promueven la insulinoresistencia y aumentan el estrés oxidativo.
  • Diversos productos UP aumentan la respuesta glicémica y altera la sensación de saciedad.
Contreras-Rodriguez, O., Reales-Moreno, M., Fernández-Barrès, S., Cimpean, A. Arnoriaga-Rodríguez, M., Puig, J., Biarnés, C., Motger-Albertí, A., Cano, M., & Fernández-Real, J. M. (2023). Consumption of ultra-processed foods is associated with depression, mesocorticolimbic volume, and inflammation. Journal of Affective Disorders, 335, 340–348. https://doi.org/10.1016/j.jad.2023.05.009
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